Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

domingo, 4 de marzo de 2012

En 1969 Molina escribre sobre la quema de algunas cartas


(Carlos y Rafael Azuar en Alicante en abril de 1968. El la galería de la casa de Molina). Rafael Azur es autor del artículo "Carlos Fenoll y Miguel Hernández", La Verdad 12-10-75,


En la página 26 del libro "Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela" Angel Caffarena 1969, todía vivía Carlos, no conocemos el parecer que le causó el libro.


Hoy vive en Barcelona, agarrado a su oficio, apartando sombras y recuerdos, borrándose voluntariamente de la nónima de los elegidos de la creación y del arte. Su correspondencia se distancia con los años y ahora viene a decir que sólo le quedan manos para amasar su pan.

De los jóvenes escritores oriolanos, Carlos Fenoll fue el primero que empezó a publicar sus versos. Encontramos poemas suyos en el semanario local "Actualidad", del año 1929 [6 de junio]. Las publicaciones de Miguel Hernández y Ramón Sijé no se inician hasta el año 1930. No cabe la menor duda que la primera influencia viva recibida por Miguel fue la del panadero y que lo guió a través del pueblo que él tan bien conocía por sus andanzas callejeras de mercader-vendedor de puerta en puerta, de contactos con las gentes de las más diversas condiciones, en el mercado, en la taberna, en la plaza pública, en su tienda, en su familia, que eran todos de naturáleza comunicativa y alegre, bulliciosos, inteligentes y amigos de la canción.

El padre de Carlos era trovero —improvisador de estrofas de esencia popular—, de los que acjeras (sic) de mercader -vendedor de puerta en puerta, de vada (sic) a calidad lírica, fue heredada por Carlos, quien se la contagió a los más sencillos de sus amigos, entre los cuales destacaba el pastor.

Del aprecio y afecto de Miguel Hernández por el panadero hay innumerables pruebas, muchas de ellas publicadas en libros y revistas interesadas en la vida del genio oriolano, otras se perdieron en el fuego, en la hoguera que de sus papeles íntimos hizo Carlos Fenoll, intentando purificar su pasado, y algunas pocas pasaron al archivo de sus amigos más próximos. [Entre ellos Manuel Molina]


Temos un fragmento de la carta de Carlos a Molina de octubre de 1969. Falta la parte del comentario al libro.

«Sí, tu fuiste el benjamín, el último testigo, y, por predestinación, quien había de dar el necesario, veraz y definitivo testimonio del origen de aquel grupo, de su desenvolvimiento y su fin. Y la evidencia de esta aseveración, digamos, metafísica, está en que yo, precisamente el más indicado en un amplio sentido para la realización de esa tarea, previa y paulatinamente fui quedando excluido de tal posibilidad por una misteriosa fenomenología mental y moral que me dificulta enormemente la acción de escribir (...) Las causas son ya lo de menos. El caso es ue, como te digo más arriba, tú eras le predestinado, el señalado para llevarla a cabo, y yo, desde antes de las estrellas, tenía que dejarte abierto y solo este hondo camino..."

----------Conclusión.........
Carlos y su mujer Ascensión estuvieron en Alicante y Orihuela en abril de 1968, y se entrevistaron en casa de Manuel Molina y su esposa Maruja Varó. Lo más probable es que e Molina le hablara de que estaba escribiendo este libro, y si se atrevió con el comentario de que "otras se perdieron en el fuego, en la hoguera que de sus papeles íntimos", es porque era cierto, de lo contrario el enfado de Carlos hubiera sido oído mayúsculo, a pesar de ello consintió.