Carlos Fenoll, por Palmeral 2012

sábado, 21 de enero de 2012

Carta de Carlos Fenoll a Antonio García-Molina, donde habla de su desiento para escribir



TRANSCRIPCIÓNBarcelona, 1 de Agosto-1961

Querido y superviviente amigo de mi naufragada Orihuela: desde el jueves de la semana pasada que recibí tu carta he estado ansioso por ver llegar la mañana del domingo, pues sólo en las mañanas de los domingos -los sábados hago faena doble- dispongo de tres o cuatro horas de relativo sosiego físico y espiritual para escribir. Pero también se me frustró la intención por un fuerte compromiso familiar de ir a la playa y te escribo ya en martes, apenas llego del
trabajo.
Recibir tu carta fue una sorpresa y una alegre muy grandes para mí. ¡Qué mundo del alma puede encerrar una breve carta! Vividamente han desfilado por mi imaginación todos los momentos que hemos pasado juntos en compañía de Sijé y solos, en tu casa, en la mía. Junto a vosotros, junto a ti, todo era correcto,sencillo v puro, y mi espíritu descansaba. Esta es mi impresión imborrable.
Aunque es naturalísima, se me hace un poco rara y muy simpática la idea de verte rodeado ya de tres hijos. Tres hijos varones como en mi caso que soy padre sólo de varones también [cuatro varones]. Por cierto, el mayor [Antonio] ya me ha hecho venerable tengo una nieta de cinco meses, maravillosa (soy su abuelo y tengo obligación de alabarla). Además del casado tengo otros tres pues desde aquí escribí a París a ver si me mandaban una nena y no quedaban, por lo que recibí otro chico. Ascensión se conserva muy bien y tiene mejor aspecto que nunca. Como es vehementemente agradecida y te ha apreciado siempre tanto se puso muy contenta de que la nombres en la carta y de tu afectuoso saludo, y ahora me recuerda con insistencia que no deje de trasladarte los suyos más cariñosos. Es una oriolana insigne. Yo sigo gozando gracias a Dios, de una salud a prueba de los golpetazos de esta vida dura y estúpida de hoy. Trabajo mucho y todavía no gano lo suficiente para nivelar el presupuesto mensual, y esto es una pequeña angustia; aunque a todo se acostumbra uno, hasta la angustia.
¿Escribir? ¡Qué más quisiera yo, Antonio! Para ello se requieren unas mínimas condiciones materiales de que yo no disfruto desde hace mucho tiempo ni veo perspectivas de mejora, de cambio alguno posible en el futuro. Se me desalienta el amor a la belleza, más cada día, por hacérseme la belleza cada día más imposible. Y no sabes lo que siento no haber podido saber si podré escribir algo para Oleza, no por mi pobre vanidad, sino por ser una promesa que he hecho a nuestro dinámico y magnífico amigo Ezcurra. Un poeta, por su dominio técnico, en cualquier momento puede escribir versos, pero sólo en momento muy especiales puede escribir poesía. Yo no encuentro por ahora ese momento especial necesario. Nada hace chispear a mi espíritu, nada lo imanta. Hay algo nocivo, esterilizador, en la atmósfera mundo para mi sensibilidad. Ya no es sólo el trabajo duro y el tener que vestir y calzar a crédito lo reaccionar favorablemente ante la belleza, es también una confusión ante la vida actual. He leído y releído tu artículo biográfico sobre Gabriel Sijé. Nadie mejor que tú, el más íntimo de sus amigos, conocedor hasta donde era posible, de su mundo afectivo y también de sus inquietudes literarias, podía escribir este mesurado y bello artículo. Para mí lo expresa todo y bien.
Esta noche quiero contestar a Ezcurra, pues recibí la de él juntamente con la suya. Así que ahora voy a comer y luego a dormir hasta las seis o las siete de la tarde, para volver a estar en forma.
Aunque no me conoce, da recuerdos míos a tu señora, pues sólo con ser tu esposa ya la estimo.
Para tus niños:
3 besos para el primero,
2 para el número igual,
y para el 3, 1; pero
éste como El Escorial. -
Recibe un "puñao" de abrazos de tu amigo Carlos Fenoll.
He querido hacer una rúbrica de notario y me ha salido una pifia.

Nota. Carta publicada en la págin 12 del núm.41 de "La Lucerna", Orihuela, 1995